Constantemente las personas me preguntan “¿Por qué siento tanta sed?”, “¿Por qué se me seca la boca?”, “¿porqué tengo la piel tan reseca?”, “¿es por la diabetes?”.
Sin lugar a dudas, la diabetes ocasiona todas estas situaciones, pero pueden disminuirse en gran medida si consume suficiente agua.
La recomendación es consumir entre 1,5 y 2,5 litros de agua diarios para mantenerse bien hidratado, debido a que los niveles altos de glucosa favorecen la deshidratación.
Cuando la glucosa en la sangre está muy elevada el riñón la elimina a través de la orina. Si no hay un consumo adecuado de agua, el cuerpo “se seca” y aumenta la concentración de glucosa.
Por esto se presenta la sequedad en los ojos y boca, mareos, fatiga, piel reseca.
¿Y si no tengo sed?
Muchos pacientes con diabetes, especialmente de mayor edad, no perciben síntomas de deshidratación, como la sed.
A veces esto ocurre porque el paciente está tan acostumbrado a estar deshidratado que está acostumbrado a los síntomas.
Frecuentemente llegan a urgencias pacientes diabéticos deshidratados que dicen no haber sentido sed.
Por eso es importante que se asegure de beber una buena cantidad de agua a lo largo del día, tenga o no sed.
Beneficios del agua
Como sabe, el agua es vital para el organismo porque nos ayuda a realizar los siguientes procesos:
– Eliminar las toxinas y sustancias de deshecho del organismo.
– Proteger las estructuras y las articulaciones.
– Transportar nutrientes.
– Regular la temperatura.
– Favorece el proceso de digestión y de excreción.
Otra forma de hidratarse es consumiendo alimentos que contengan agua, tale como:
La lechuga, el calabacín, el pepino, el rábano (95% de agua), la coliflor y la sandía (92% de agua), piña (87% de agua) o guayaba (86% de agua), entre muchos otros.
Mantenerse hidratado es necesario, pero si realmente quiere dar un paso para ganarle a la diabetes, necesita tener un plan concreto.